La Torre es una carta que nunca está entre las favoritas. Sin embargo, en ocasiones resulta un bálsamo por su evidencia. La torre suele presentarse en momentos en los que ya no puede mantenerse aquello que se creó con nuestras manos y nuestro esfuerzo; aquello en lo que pusimos nuestras esperanzas y anhelos. Se podría decir que está relacionada con el fracaso, de ahí que cuando se presenta la reacción es de angustia.
Pese al cúmulo de emociones negativas que genera el desmoronamiento de nuestros sueños, La Torre trae consigo la reconciliación con una misma y con la vida. ¿Por qué? Porque libera. Con la llegada de la Torre recuperamos el sentido de realidad, perdido en los últimos tiempos cuando pensábamos que el sueño podía mantenerse. Vuelve a nosotrxs la calma que no alcanzábamos al negarnos a ver lo que había delante. Aceptación sería la palabra que resume ese sentir porque cuando eso sucede, cuando realmente aceptamos los que está pasando, es como colocarse en el centro del huracán sin que pueda arrasarnos. Momento en el que de nuevo conectamos con la magia.